"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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31-08-2008

 

A 14 años de la masacre de Jacinto Vera

 

Declaración leída de Plenaria Memoria y Justicia

 

Compañeras, compañeros:

Hace 14 años que caminamos del Obelisco al Filtro. 14 años que resuenan los gritos de rebeldía y en el camino los muros nos hablan de Fernando y Roberto en euskera. Tenemos memoria. Pero no hay verdad. No hay justicia.

Aparentemente vivimos un mundo mejor. Pero supongamos, un sitio de mierda. Recorramos el mundo de Sanguinetti a Lacalle, de Sanguinetti a Batlle, de Batlle a Tabaré. Un país donde ex guerrilleros, ex comunistas, ex socialistas, se abrazan al genocida Bush.

Supongamos que en ese sitio que ellos gobernaban, corrían aguas azules y dulces entre montes originarios, pero muy amablemente su gobierno permite que extraños seres, trajeados, tecnificados, rodeados de celulares, computadoras, aviones, tanques y milicos, levanten monstruosas construcciones que comienzan a destilar humo negro, a verter mercurio y cloro a sus cauces.

Creamos por un instante, que fue un señor de la multinacional ENCE quien desde su oficina, "por error en sus planos", dio la orden de derribar esos gigantes algarrobos que se irguieron ante tempestades y siglos allí en Paysandú.

Conjeturen con nosotros que no hay más montes indígenas, no más peces, no más agricultura. Afirmemos que la "crisis alimentaria" no es un cuento, porque ella retuerce de hambre el estómago de millones de niños y niñas.

Compañeras, compañeros, pensemos que aquellos obreros que construyen esas pasteras caen mortalmente cansados, desprotegidos, explotados, e imaginen que todas esas ex y esos ex salen a justificar en nombre de la sacrosanta propiedad privada modernizada, no sólo la explotación y la vida indigna sino la represión para someter, para que no levantes tu voz. Para que la única voz que se escuche sea la de ellos. Para que te creas todos los cuentos.

Conjeturen sobre hombres que antes luchaban por la revolución y hoy siguen al pie de la letra la cadena que nos condena. Figúrense a un ex guerrillero, a un ex rehén de la dictadura, firmando contra la ley de impunidad y al firmar reclamar la absolución de los verdugos de nuestras compañeras y compañeros. Son portavoces de un proyecto de impunidad que no se ha roto desde el Club Naval, más allá del circo mediático que armen, porque todos sabemos que podrían levantar sus manos y anular no sólo la ley de impunidad sino todas las actas de la dictadura que nadie ha tocado.

Pero saben qué, compañeras y compañeros, Mujica como otros de este gobierno, a los derechos humanos los recuerdan cuando les sirve, para enviar las tropas a asesinar al hambreado pueblo de Haití. Recuerdan a los desaparecidos cuando quieren tapar alguna entrega más, como es la del agua. Y nuestros compañeros y compañeras desaparecidas y asesinadas no son teloneras de ninguna artimaña mediática.

Advertimos que así, el mundo, es, lamentablemente este mundo. Donde se le niega el derecho de autodeterminación al pueblo vasco, al palestino, al mapuche y a tantos otros pueblos.

Vivimos una época donde la guerra imperialista camina por todos lados, donde el hambre impregna la vida de las grandes multitudes.

Apesta que diga que el Goyo, Gavazzo, Bordaberry, Juan Carlos Blanco, Silveira y Arab "son una manga de viejos pelotudos".

Muy cancheros así salen a defender a los terroristas de estado que mantienen desaparecidos a más de 200 compañeros. Entonces, los derechos humanos en sus bocas, apesta. Apesta que digan verdad y justicia, que firmen con sus manos y borren con sus acciones el contenido revolucionario de nuestras luchas. Apesta que den inmunidad a los milicos para seguir reprimiendo, que asciendan a los posibles asesinos de Roberto y Fernando.

¿Debemos seguir aceptando que renunciantes como Mujica nos hablen de que hay que absolver a los terroristas de estado, a los violadores, torturadores y asesinos? ¡Qué rostro! ¿Con qué cara te miraría Lourdes Pintos, León Duarte, Sendic, Elena, Fernando?

Ahora imaginemos la pelea por una verdadera distribución de la riqueza. Trabajadoras y trabajadores, amas de casa, desocupados, estudiantes, jóvenes, que se alzan en busca de la libertad.

Imaginen un pueblo que quiere construir ese lugar del mundo.

Pero miren a los poderosos creando leyes, matando, desapareciendo.

Imaginen en otro sitio, otros pueblos solidarizándose.

Observen a los gobernantes de allí reprimiendo, matando, bajo el Plan Cóndor o leyes antiterroristas. Bajo la orden del Goyo o Lacalle.

Un 24 de agosto como este, pero de 1976, en Argentina, la muerte entró a la casa de Marcelo y María Claudia, padres de Macarena Gelman, los torturaron y desaparecieron, robaron meses después a Macarena acá, en Uruguay, y la desaparecieron hasta que la memoria la encontró.

El pasado 23 de abril, Juan Gelman recibió el Premio Cervantes. Él allí afirmó: "Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados. Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero".

Marcelo apareció asesinado en un tacho con cal en Buenos Aires. María Claudia aún está desaparecida, tenía 19 años. Hoy Macarena la sigue buscando junto a todos los que tenemos conciencia y no bajamos las banderas.

Otro 24 de agosto, pero de 1994, eran asesinados Roberto y Fernando. Acá nomás en estás calles. Los asesinos de guantes blancos Luis Alberto Lacalle y Ángel Gianola aún viven impunes. Los que apretaron el gatillo aún se esconden tras el silencio y omisión cómplices de los que los amparan.

Hoy la ley policial que ampara a los de arriba detiene a estudiantes, a través de los llamados operativos de saturación, llenando los barrios de milicos para reprimir.

Ni los fascistas como García Pintos, ni los ex revolucionarios, cambiarán la historia: fueron miles y miles aquel agosto de 1994 los que reclamamos el derecho de asilo de los vascos, fueron miles de jóvenes, de trabajadores, de cooperativistas que paramos, marchamos y resistimos y reivindicamos el derecho de la autodeterminación del pueblo de euskera.

Por eso, Fernando; por eso, Roberto; acá estamos, con memoria para recordarlos, para mantenerlos vivos en nuestra lucha.

Por eso reivindicaremos la legítima lucha de nuestros pueblos, sus maneras de autodefensa ante el carácter represivo del estado.

Por eso condenamos la forma en la que criminalizaron y criminalizan el circular libremente por el mundo, el derecho al asilo político de los perseguidos por luchar.

Por eso es un principio la solidaridad con la pelea de los pueblos que buscan su libertad. Y más allá del rótulo de terroristas que dan los estados a quienes luchan por la independencia de sus pueblos, o contra la opresión del capital, estamos acá exigiendo el juicio y castigo de los asesinos de ROBERTO y FERNANDO.

Acá estamos reivindicando los siglos de lucha del pueblo de euskera por su territorio, por la autodeterminación, por la libertad.

Acá estamos repudiando la tortura, la cárcel, la represión, la falta de libertades, las ilegalizaciones.

Acá estamos unidos con el pueblo de euskera.

Y con nosotros van Fernando y Roberto.

Y con nosotros la lucha de tantos y tantas vascas que lucharon por ese mundo mejor.

Sepan, hermanos vascos, sepan compañeras vascas, que su lucha es nuestra lucha. Y que si tocan a uno tocan a todos. La solidaridad es sin fronteras y el futuro será nuestro. Porque estamos alzando bien alto nuestras banderas. El internacionalismo está vivo en este sitio y en euskera, y lo estará hasta que los sueños de tierra y libertad triunfen.

Para que Norma pueda saber quién o quiénes mataron a su hijo.

Para que podamos tener toda la información de ese operativo asesino.

Para que no haya más impunes libres.

Para gritar muy fuerte: tenemos memoria, queremos justicia.

No más aparatos represivos. No más privilegio para los represores.

No más archivos ocultos. No más tropas en Haití ni el Congo.

No más ley policial contra los pobres.

No más criminalización.

No más represión en Colombia.

No a las bases militares yanquis.

Aparición con vida de Julio López.

No más cárcel, no más tortura.

Anulación inmediata de la ley de impunidad.

Juicio y castigo a los que desaparecieron y desaparecen.

Fuera las tropas de Haití y el mundo.

El jueves 4 de setiembre, 16 horas, todos junto a Norma nos juntamos en el Ministerio del Interior.

Y el sábado 6 de setiembre, 14 horas, escracharemos a Lacalle, desde Avda. Italia y Cooper hasta su casa.

Porque nuestros compañeros tienen nombre: Fernando y Roberto

Y sus asesinos también: Luis Alberto Lacalle y Ángel Gianola.

JUICIO Y CASTIGO A LOS CULPABLES.

Por el derecho de la autodeterminación del pueblo vasco y todos los pueblos del mundo ¡Arriba los que luchan! ¡Abajo los que entregan!

PLENARIA MEMORIA y JUSTICIA

 

 

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